A principios de este año, recibí un correo electrónico alentador de un lector del libro “Venciendo la Lujuria”. Se identificó como DP. Aquí está lo que escribió:
Jim, acabo de terminar tu libro … cambió mi vida. Cuando comencé a prestar atención a los pensamientos activos en mi mente, me siento abrumado por el volumen que es de naturaleza lujuriosa. Cuando voy a un centro comercial, a una iglesia, dondequiera que haya mujeres, estoy constantemente en búsqueda, todo en mi cabeza, pero como sugieres, no hay lugar para Dios debido a la lujuria. Comencé a memorizar las Escrituras y a desviar mis ojos y tomé la decisión de cambiar. ¡¡Gracias!!
DP “lo ha captado”: su vida está cambiando para mejor.
Mi pregunta para ti: ¿Está tu “vida cambiando” o estás atrapado en una zanja espiritual? Una zanja espiritual ha sido descrita como una tumba con ambos extremos eliminados. Los cristianos nunca deben estar en una zanja. Estamos destinados a cambiar constantemente de “un grado de gloria a otro” (2 Corintios 3: 16-18).
Si estás en una zanja espiritual y no estás siendo constantemente transformado para mejor, es debido a alguna forma de pecado en tu vida. No puedes culpar al mundo. No puedes culpar a la iglesia. No puedes culpar al diablo. Tu propio corazón malvado es de donde viene tu pecado y te está ahogando y te impide madurar como deberías (Lucas 8:14).
DP experimentó lo que experimenté. Por la gracia de Dios, su pecado profundamente arraigado se ha hecho claro para él. Ya no está confundido ni resignado a su condición. Su mente ya no es secuestrada por la lujuria. El Espíritu Santo lo está convenciendo constantemente de pecado cada vez que se entrega a él.
Cuando DP se enteró de este nuevo blog, me puso al tanto de su progreso y me escribió para decirme que aún estaba completamente comprometido en la lucha para vencer la lujuria.
Tomará un tiempo para que la vida de DP salga de esta difícil etapa. Vencer la lujuria después de que nos hayamos convertido en esclavos de ella es un proceso largo basado en lo que he visto y experimentado. Pero, cuando salimos en obediencia, las cosas comienzan a caer en su lugar.
Las tentaciones que una vez nos hicieron tropezar ineludiblemente pierden su control. Los deseos mal dirigidos y los pensamientos inapropiados ya no inevitablemente se abren camino en nuestros corazones. Ya no los manipulamos automáticamente para experimentar una gratificación sexual ilícita.
En lugar de rendirnos, nos abstenemos cada vez más de la lujuria. Como resultado de nuestra obediencia y al asumir conscientemente nuevos comportamientos positivos, como meditar activamente en las Escrituras, nuestras vidas cambian. Crecemos. Ya no somos bebés indefensos, experimentamos madurez, fortaleza y la alegría que solo Dios puede dar.
¿Te unirás a DP y saldrás en obediencia al abstenerte de la lujuria? ¿Orarás por él y por otros como él que están decididos a salir de la rutina, para ver cómo cambia su vida?