¿¡¿Vencer?!? ¿La Lujuria?
¿Estás entre aquellos que se sienten incómodos con alguien que dice: “He vencido la lujuria”? ¿Suena presuntuoso, metálico y confiado?
¿Podría incluso ser contrario a las Escrituras y causar problemas? Considera:
- “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”. (1 Corintios 10:12)
- “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1: 8)
- “No tengo confianza en la carne” (Filipenses 3: 3)
Creo que la respuesta depende de lo que se entiende por la palabra “vencer”.
Entonces, ¿qué significa vencer la lujuria?
Decir que has vencido la lujuria significa que has ganado la victoria sobre ella, que no es un pecado habitual que domina la vida en tu vida.
¿Qué no significa vencer la lujuria?
- No significa que ya no tengas pensamientos lujuriosos. No puedes eliminar los pensamientos de pecado. La supresión del pensamiento no es una estrategia viable o bíblica. La clave es evitar usar pensamientos para obtener gratificación sexual ilícita en tu corazón.
- No significa que ya no tengas deseos sexuales ilícitos, que no experimentarás deseos mal dirigidos. Tales deseos no se van. La clave aquí, al igual que con los pensamientos lujuriosos que pueden llevarte por mal camino, es que no actúas en estos deseos al codiciar en tu corazón. Satisfacer los deseos y permitir una gratificación sexual ilícita es cuando estás pecando.
- No significa que no estés tentado a codiciar. Satanás no se toma vacaciones. Él no dejará de sondearnos o tentarnos a pecar sexualmente.
- No significa necesariamente que elimines la lujuria de tu vida. El perfeccionismo no es posible en esta vida. Juan es claro, incluso se incluye a sí mismo, cuando escribió. “Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos” (1 Juan 1: 8). La clave aquí es que cada vez que pecamos, confesamos, nos arrepentimos y obtenemos el perdón. No permitimos que ningún pecado se convierta en un problema habitual.
La respuesta adecuada a todas las tentaciones sexuales, incluidos los pensamientos y deseos mal dirigidos, es retroceder ante ellos, rechazarlos, huir de ellos. (1 Corintios 6:18) Este enfoque está disponible para todos los hijos de Dios ya que Él es fiel para proporcionar el camino de escape. (1 Corintios 10:13)
Si tienes la oportunidad de discipular a niños y nuevos Cristianos, te insto a que abordes estos principios con franqueza y claridad. Al modelar y enseñar lo que significa vencer la lujuria, los equiparás, eliminarás la confusión y los guiarás a un estándar realista y viable de cómo deben vivir de una manera que sea agradable a Dios en un mundo oscuro e infestado de pecados.
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” (Gálatas 5:16). Es el Espíritu de Dios que llena nuestras vidas lo que nos permite proclamar con confianza y agradecimiento que hemos vencido la lujuria.