Es tiempo de escribir otro libro.
Venciendo la Lujuria, mi primer (y único) libro, así como este sitio web, están escritos para el chico que una vez fui. Hablan de cosas que he aprendido en mi lucha por vencer la lujuria. Están dirigidos a aquellos que han dejado que la lujuria se convierta en un pecado dominante en sus vidas.
Mi próximo libro se escribirá al niño que una vez fui. Será el libro que hubiese deseado leer cuando tenía entre nueve y doce años de edad, antes de que el pecado se hubiese enseñoreado de mi. Es en ese punto cuando la instrucción clara es lo más necesario y útil. Los jóvenes Cristianos necesitan aprender a mantenerse puros en un mundo malvado.
Menos Blogs —
Comenzar este nuevo proyecto no me permitirá blogear frecuentemente. Necesito escuchar lo que Dios me está diciendo cuando comienzo algo nuevo. Esto me emociona y me da energía.
Sin embargo, Dios continuará usando este sitio web como un recurso y ayuda a los miles de personas que lo visitan cada mes, incluso si se le agrega con menos frecuencia. Se mantiene fuerte y sirve como un recurso para lectores de todo el mundo. La retroalimentación y la interacción que genera es una motivación contínua.
Aquí está una muestra de mi nuevo libro —
Introducción a Mantente Puro, Chico (título provisional de mi nuevo proyecto):
Este es el libro que hubiese deseado haber leído de niño. Cuando era joven leía mucho. Mi familia estableció su hogar en Canadá, Holanda y luego Canadá nuevamente. Finalmente, y afortunadamente, nos establecimos en California. Cuando ingresé a la escuela secundaria, habíamos vivido en nueve casas diferentes y yo había asistido a siete escuelas diferentes.
Constantemente me empujaban a situaciones estresantes y extrañas y la lectura se convirtió en un escape para mi. Fuimos mucho a la iglesia y me dieron un Nuevo Testamento con Salmos y Proverbios en el quinto grado en Canadá. Contenía un plan de lectura diario que seguí durante años.
Yo sabía mucho acerca de la Biblia y lo que enseñaba. Sin embargo, no sabía como mantener mi mente pura. Esto me causó problemas que pudieron haber sido evitados.
Desafortunadamente, como no sabía cómo mantenerme puro, tampoco enseñé a mis hijos a hacerlo. Sin embargo, confío en que mis seis nietos leerán este libro y lo aprenderán. Los tengo en mente mientras escribo. Dios estará complacido y tu vida será bendecida cuando prestes atención y apliques lo que Él enseña sobre la forma en que debes vivir.
Si aún no lo has hecho, puedes leer el artículo titulado “Mi Hijo, Mi Hija—No Peques de Lujuria”. Es un intento temprano de hablar sobre esta necesidad. Una versión de este artículo probablemente aparecerá en el libro. Sin embargo, dependeré de otros para asegurarme de que el producto final funcione para el grupo de edad previsto.
Aprecio tus oraciones y anhelo cualquier consejo que puedas tener sobre todo esto en el futuro.